Su cuerpo yerto, exánime,
han vendado con fajas impregnadas
en la olorosa mezcla.
Respetuosos lo envuelven en la sábana.
Por la abertura baja y estrechísima
pasas de la antecámara
al lugar de su solitario lecho,
donde un banco de piedra frío y gris le esperaba.
Le tienden sobre él, su bello rostro
cubren con una tela fina y blanca,
el sudario.
Te vence el desconsuelo y te abalanzas
sintiéndote morir.
Te pesa el alma,
se aferra a la reliquia del amado,
en Él está su casa"
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Aspecto que Nuestra Señora de la Soledad presenta este mes de noviembre, mes de los difuntos y por el cuál en varias imágenes daimieleñas se les cambia de vestimenta para guardar el respetuoso luto representando en el color negro.
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