miércoles, 26 de noviembre de 2008

Las Cofradías según Monseñor Asenjo

La Diócesis de Sevilla está «revuelta» desde el anuncio de la designación de monseñor Juan José Asenjo Pelegrina como arzobispo coadjutor. Aunque el todavía obispo de Córdoba tendrá que hacerse con una Archidiócesis en la que, según el Anuario Pontificio de este año, está conformada por 259 parroquias, 385 sacerdotes, 300 religiosos sacerdotes, 505 religiosos no sacerdotes, 2.423 religiosas y 64 seminaristas, amén de los 215 centros educativos que posee la Iglesia, a nadie escapa que la mayor trascendencia de su llegada puede producirse en el seno de las Hermandades y Cofradías, asociaciones públicas de fieles, dependientes directamente de la Iglesia pero que tienen su particular forma de hacer.
¿Puede cambiar algo con la llegada de monseñor Asenjo? Por el momento, lo que se sabe de él para con los cofrades viene recogido en las distintas pastorales, homilías y cartas que ha publicado como obispo de Córdoba. Y, desde luego, no parece que quiera cambiar cuando tenga el mando en plaza aquí. Sobre todo porque sus primeras declaraciones dejan claro que quiere estar cerca de ellas y que son «un camino privilegiado de vida cristiana, de formación, de compromiso apostólico de sus miembros y también de servicio a los pobres». «No piezas de museo». En una carta dirigida a los miembros de las Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Córdoba, fechada el 1 de febrero de este año, Asenjo Pelegrina señala que éstas «no son meras instituciones culturales, ni una especie de "piezas de museo" para admirar con nostalgia. No son tampoco bellas expresiones del folclore religioso para adornar o complementar nuestras fiestas litúrgicas».
Pertenecen al alma de la Iglesia
En carta pastoral del 9 de febrero de 2005, el obispo precisa que «las Hermandades y Cofradías no son algo periférico, o simplemente pintoresco en la vida de la Diócesis, ni algo tangencial, sino una realidad importante que pertenece esencialmente al alma de esta Iglesia».

Marcado carácter religioso
En la misma carta, monseñor Asenjo les recuerda a las Hermandades y Cofradías que son «instituciones de naturaleza religiosa, de un marcado sabor religioso y eclesial. Así ha sido a lo largo de la historia (...). Y así tiene que seguir siendo».

Secularización
Otro aspecto en el que pone especial énfasis el futuro arzobispo coadjutor. «La esencial naturaleza religiosa de las Hermandades se ha visto amenazada por un elemento, cuya peligrosidad no siempre calibramos en sus verdaderas dimensiones. Me refiero a la secularización interna, que acentúa casi exclusivamente el carácter prevalentemente cultural de las Hermandades y Cofradías, aunque su punto de partida o de referencia sea un motivo religioso, casi siempre relacionado con la Pasión del Señor».

No son un club
Esa secularización, a su juicio, «muchas veces propiciada por unas u otras instancias, supone una notable perversión de los fines originales de las Hermandades, que no son asociaciones como las demás, un club, una sociedad deportiva o literaria, sino asociaciones peculiares, porque su entraña es eminentemente religiosa».

Envoltorios
Advierte el obispo sobre la importante relevancia social de la vida cofrade, reflejada en los medios en «convocatorias, actos, pregones varios, presentación de carteles, publicaciones anuales, conciertos, conferencias de tipo histórico, artístico o cultural, etc. (...) esto solo, siendo importante, no es lo decisivo en la vida de las Hermandades. También en este caso podemos hablar del envoltorio o de la fachada externa».

Vuelta al Señor
Es por ello que Asenjo hace un llamamiento a los cofrades para que «nada nos distraiga de lo esencial, Jesucristo, muerto y resucitado para nuestra salvación, que es mucho más que una idea, un sentimiento, una tradición e, incluso, que un sistema de valores éticos y morales». Así, propone «fomentar una vuelta a las tradiciones más originales de nuestras Hermandades en las que las prácticas de piedad eran una realidad».

Formación de la fe
Es, por decirlo de alguna manera, el «caballo de batalla» de monseñor Asenjo, quien advierte de «la necesidad de la formación en los misterios de nuestra fe. Hoy más que nunca la Iglesia necesita cristianos y cofrades bien formados».

Presupuestos más modestos
Invita el obispo, en carta pastoral del 11 de febrero de 2006, «a vivir la unidad y la fraternidad en el seno de las Hermandades y a ser libres de todo poder, aunque eso signifique que vuestros presupuestos sean más modestos», a la par que los alienta a ser ejemplares «en vuestra vida personal y familiar, especialmente los hermanos mayores y los miembros de juntas de gobierno».

Libertad, pero dentro de la Iglesia
En la pastoral de febrero se resume su filosofía sobre las Cofradías: «no es mi propósito coartar la legítima autonomía ni la libertad de iniciativa que la Iglesia reconoce a las asociaciones de fieles» pero... «no me ocultaré cuando crea que tengo que corregir aquello que se aparta del Evangelio. Lo haré con mesura y amor y desde el aprecio que siento por vuestras Hermandades. No hacerlo sería cobardía».

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