En el Convento de las Madres Mínimas de Daimiel, Cristo viene al mundo en una humilde "casilla" de estilo manchego cuidada de detalles, donde no falta su chimenea con pucheros, gabillas y una pequeña sartená de migas, así como un serijo y pequeños aperos de labranza, un Belén cuidado y con gusto, donde Cristo se hace sentir cerca, en pleno corazón de La Mancha...
Y mientras tanto al busto en honor a Sor Consuelo de Utrilla, (Monja Mínima Daimieleña a la cuál Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas el 15-XII-1994) sigue custodiado por su numerables flores que a lo largo del año le acompañan, así como en estas fechas la tradicional planta de Pascua.
"Lo importante es... ¡Gastarse por Cristo!"
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