Dos preguntas, que salen a contexto cuando uno pasa por la parte "trasera" de la Parroquía de San Pedro, donde se puede ver como unos bándalos (otro nombre más bonito no hay) han destrozado los cristales tanto de la puerta de la sacristía como la de los despachos. Sucedió en la madrugada del sabado al domingo y el arma de "destrucción" empleada fue un adoquín de los que a apenas un metro custodian a varios arboles.
Aquí nacen las dos preguntas ¿para qué? pues me pongo en la piel de éstos, y quizá resalce mi valentía y coraje delante de mis amigos mientras algunos quizás graben mi fechoria con un móvil y mientras lanzamos blasfemias contra todo aquello que no estoy de acuerdo o apoyo. Pero y ¿por qué? pues más de los mismo, el hecho de no estar de acuerdo para algunos no conlleva respetarlo sino todo lo contrario, atacarlo. Lo peor de todo es que estos se las dan de amantes de la libertad y la democria, contra las guerras, contra la represión, contra el maltrato... sin darse cuenta que la única represión y maltrato es aquella que esta "gentuza" nos quiere imponer.
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