martes, 21 de julio de 2009

Beatos Mártires. ¿y por qué?

Los Mártires Pasionistas de Daimiel fueron un grupo de sacerdotes y hermanos de la Congregación Pasionista asesinados por las fuerzas anti-clericales (fuerzas republicanas y anarquistas) durante la Guerra Civil Española. Fueron beatificados por el Papa Juan Pablo II el 1 de octubre de 1989.

Así fue lo sucedido...

A las 11:30 de la noche del 21 de julio de 1936 un grupo de anarquistas armados rodeó el monasterio Pasionista del Cristo de la Luz de Daimiel y obligaron a los pasionistas a salir. El superior de la comunidad, el Padre Nicéforo de Jesús, reunió a la comunidad en la iglesia y les dijo:

"Hijos míos, este es nuestro Getsemaní; nuestra naturaleza, en su parte débil, desfallece y se acobarda; pero Cristo está con nosotros. Yo os voy a dar al que es la fortaleza de los débiles; a Jesús, le confortó un ángel; a nosotros, es el mismo Jesucristo el que nos conforta y sostiene. Dentro de pocos momentos estaremos con Cristo. ¡Moradores del Calvario, ánimo, a morir por Cristo! A mí me toca animaros, y yo mismo me estimulo con vuestro ejemplo."

Después, el Padre Nicéforo les absolvió de sus pecados y les dio la comunión. Los Pasionistas fueron obligados a salir de la iglesia y los hombres armados les condujeron hacia el cementerio local. Uno de los cinco supervivientes describiría después aquellos momentos:

"Nuestra excitada fantasía veía ya cavada la tumba. ¿Nos enterrarían vivos?, ¿o muertos? La muerte nos causaba espanto, pero el pensamiento de que nos enterrasen vivos era todavía mucho más terrible."

Finalmente, al llegar al cementerio, los hombres del armados del frente popular les dejaron en libertad con la orden de seguir adelante y de no dejarse ver nunca más por Daimiel y sus cercanías. De no hacerlo así, su vida correría el mayor peligro. Aun libres, los religiosos eran vigilados por el frente popular, que iba informando de sus posibles itinerarios, a veces con consignas como ésta:

"Van a pasar por ahí los pasionistas de Daimiel. ¡Carne fresca!
No la dejéis escapar..."

El día siguiente, el 23 de julio de 1936, el Padre Niceforo y cuatro pasionistas más serían ya fusilados en la cercana población de Manzanares. Otros siete podrían aun sobrevivir, pero, tres meses más tarde y después de mucho sufrimiento por las heridas de ese fusilamiento, morirían también fusilados. Nueve más fueron enviados en un tren a Ciudad Real, donde fueron encarcelados acusados de ser religiosos. Después de les llevo por las calles recibiendo burlas y siendo apedreado por la multitud. Fueron asesinados y enterrados en una fosa común.Otros diez pasionistas intentaron ir hacia Madrid en tren o caminando. Estos, en la estación de Urda fueron forzados a bajar del tren y en la mañana del 25 de julio asesinados a tiros. Dos más, el Padre Juan Pedro de San Antonio y el anciano Hermano Pablo Maria de San José lograron caminar a Carrión de Calatrava, en Ciudad Real, donde se escondieron durante dos meses. Fueron descubiertos y fusilados mientras besaban sus crucifijos y exclamaban "Viva Cristo Rey!"
Todos murieron perdonando a sus asesinos, como lo hizo Jesús en la cruz. Testigos presenciales cuentan que el Padre Nicéforo, después de haber sido fusilado y ya próximo a morir, levantó sus ojos al cielo, volvió su rostro hacia sus asesinos y les ofreció una sonrisa, lo que les desconcertó hasta el punto de que uno de ellos, todavía más enfurecido, le recriminó:

"Cómo, ¿todavía sonríes?"

Y le disparó a bocajarro otro tiro, que acabó con su vida acá en la tierra...

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